miércoles, 18 de marzo de 2009

MI VIAJE A ROMA

Son las 6:30 de la mañana y nos disponemos a salir hacia el aeropuerto de sevilla, donde cogeremos el avión de las 7:30 a Roma. Fran y yo (Fran es mi amigo) estábamos nerviosos con el viaje. Una vez montados en el avión, empezamos a planear que ívamos a hacer nada mas llegar, obviamente nos dirigimos al hotel Raffaello, asi se llamaba, donde teníamos echa la reserva.








La habitación era preciosa y muy espaciosa, aparte del gran servicio que ofrecía el hotel. Al dejar todo el Equipaje, tomamos una buena ducha y nos dirigimos a una casa de alquiler de coches, es la mejor manera de moverte por allí, alquilamos un fiat punto, pequeñito para aparcar mejor, y nos dirigimos a lo que seria nuestra primera visita, el gran circo romano.







En el momento que entré en el circo quedé impresionado, no puedo describir lo que sentí al estar en un lugar con casi 2000 años de antiguedad, por un momento me imaginé todas esas gradas llenas de gente, gritando y pidiendo espectáculo y en la arena la lucha de gladiadores junto a los tigres y leones, tenía que ser algo espectacular. La cara de Fran era todo un poema, recuerdo como me dijo que le pellizcara jajajaja.
Salimos y eran eso de las 15:00 y como es lógico teníamos un hambre atroz. Fuimos al restaurante pancotto, donde ponían un abbacchio alla cacciatora (cordero con aceitunas y patatas) magnífico.
Despues de llenar la barriga nos sentamos en un parque cercano para charlar un rato y ver pasear a las guapas romanas jejeje. De repente escuxamos un golpe y un grito estruendoso, se trataba de una muchacha que había tenido una aparatosa caída y corrimos en su ayuda. Se llamaba Gabriella y casualmente hablaba español porque su madre es española y en verano suele irse de vacaciones a valencia de donde es su madre. Después de estar hablando y hablando decidimos quedar por la noche para tomarnos una copa y conocer de que madera están hechos los romanos en el tema de juergas nocturnas. Quedamos a las 00:00 en la calle libetta que éra la dirección de la discoteca, llevábamos esperando media hora, para que veais que las mujeres son iguales en todos lados....... Tras cuarenta y cinco minutos de espera aparece por fin Gabriella acompañada por dos amigas, Mónica y Giovanna, en ese momento supe que los ángeles existían !Madre mía que mujeres¡ tras las presentaciones y unas risas nos dirigimos a la discoteca. En la entrada nos topamos con un Maromo de metro ochenta y cinco que nos pidió una invitación para acceder al local. Fran intentaba convencer al portero de que nos dejara entrar pero de repente gabriella sacó un fajo de invitaciones y le dijo que si eran esas las invitaciones que le hacían falta, en efecto,accedimos a la discoteca y quedamos perplejos al ver tal cantidad de gente bailando y pasándolo en grande. Esa noche conocimos mucha gente y tengo que decir que los roman@s son gente muy abierta y simpática, esa noche lo pasamos brutal. Después de horas de fiesta decidimos marcharnos al hotel, !Estábamos echos polvo¡. Pero antes de irnos nos tomamos un cornetto con ellas en una plaza cercana a la discoteca. Nos despedimos de Gabriella, Mónica y Giovanna y nos fuimos al hotel, mañana será otro día.

DIA 2

Los rayos del sol entran por la ventana y me dan de lleno en la cara, logicamente, me despierto y llamo a Fran que estaba como en coma jajajajaja. Finalmente tras 
minutos de lucha por despertarle lo consigo. Tomamos una buena ducha, que falta nos hacía, y nos dirigimos a visitar la plaza de trevi.




Después de vueltas y vueltas buscando aparcamiento, veo que un hombre se dirije a mi con señas indicándome que se va y me cede su aparcamiento, la verdad que en el tiempo que estube en Roma solo me topé con buenas personas. Aparcamos muy cerca y nos dirigimos a la plaza con la cámara bien cargada de bateria y dispuestos a gastar los dos gigas de memoria que tenía la tarjeta de la cámara jajajajaja. La plaza con aquella fuente era algo precioso, mágico y especial. Por supuesto realizamos el mito de tirar la moneda de espaldas a la fuente, dicen que si lo haces vuelves a la ciudad algún dia. Estuvimos un buen rato tirándonos fotos y haciendo el payaso y como no, diciéndole cosas a las muchachas romanas que por alli paseaban.
Cuando nos aburrimos fuimos a comer algo a un restaurante que se llamaba insalata ricca, tenían una selección de pastas recién hechas increibles. Yo pedí los ravioli de zucca (calabaza), se me cayeron dos lagrimones que para que te cuento jajajaja. Fran pidió pizza estaba de lujo, nada que ver con las de España.
Ya con la barriga llena le pregunté a Fran que le gustaría visitar. me dijo que le haría mucha ilusión ver las catacumbas, a lo que yo le dije que magnífica idea. 


Llegamos a las catacumbas y allí hacía un frío que pelaba y una humedad increible. Aquel lugar me daba escalofríos, sentía una sensación extraña, como presencia paranormal, no sé, me daba miedo. Fotografiamos todo el 
lugar y pasado cosa de una hora volvimos al hotel, era Tarde y estabamos muy cansados.












DIA 3

Bueno este día es algo triste porque mañana volvemos a casa y dejamos atrás estos maravillosos días en la capital italiana. Lo último que haremos y visitaremos en Roma será el Vaticano.













 No podiamos irnos sin ver la plaza del vaticano que es una obra maestra de la arquitectura renacentista. allí se respiraba paz, tranquilidad y armonía. Para no variar, fotografiamos el momento y subimos a la parte superior de la torre para tener una vista panorámica preciosa, es algo que recomiendo a todo el mundo visitar. Volvimos al coche y dimos nuestra última vuelta a Roma en coche, ívamos mirando todo con detalle, como queriendo hacer una fotografía de todo en nuestra cabeza y nunca olvidarla. Cuando llegamos al hotel comenzamos a hacer las maletas, un poco tristes por tener que volver a la rutina de todos los días y dejar atras tal maravilla.

DIA 4 (El regreso)

Nos despertamos temprano, a las 7:00, nuestro avión salia a las 9:30. Con todo preparado salimos de la habitación y bajamos a la cafetería del hotel a desayunar con las maletas y todo. Tras el desayuno nos dirigimos al aeropuerto, al llegar escuchamos el aviso de que embarcáramos en el avión. Montamos en el avión, tomamos asiento y nos pusimos a mirar por la ventanilla melancólicos, como si nos quitaran un trocito de nuestro ser, y asi es un trocito de nuestro corazón siempre quedará en Roma.